Cambiar a tiempo.
Es curioso pensar que, cuando somos pequeños, toda la sociedad nos engañe. Creando unos seres mágicos que vienen a casa sin un por qué, y nos traen como regalo todo lo que soñamos (materialmente hablando).
Pues eso, materialmente hablando, es al capitalismo a quien más le interesa mantener estas festividades que están perdiendo su sentido místico (religioso) inicial. Llegando a importar nuevas necesidades consumistas como Papá Nöel.
Si una persona es cristiana, está en su derecho a celebrar las navidades, la nochebuena, la Semana Santa y todo lo que quiera. Pero hay otras personas que comprendemos que necesitamos sinceridad entre nosotros y avanzar hacia un mundo justo y feliz.
Las guerras de religión, que tanto han hecho sufrir en el pasado, no son más que creencias que hoy ya son prácticamente leyendas. Es el momento de avanzar. Llevar nuestra existencia hacia otro rumbo que nos enseñe a todos valores. Una educación que nos enseñe a vivir, a prepararnos para la muerte. Y así el significado de todo nos haría llamarnos realmente seres humanos y razonables. Por que ese es nuestro don: LA RAZÓN.
Deberíamos plantearnos la frustración que crean los Reyes Magos a los niños. Engañados cuando son más vulnerables.
Recuerdo cuando me lo contaron: <<que sepas que los reyes son papá y mamá.>> En un primer momento dudas, luego ya no lo quieres creer y finalmente muchos niños lloran. Rompiéndoles el corazón cuando más sueñan. Deberíamos ser realistas desde un principio. Y no quitar la ilusión a los niños que, paradójicamente tienen muchos más valores que los adultos. Quieren ser científicos, astronautas, bomberos… héroes para la sociedad. Hasta que la sociedad actúe en su modelación y terminen dejando los estudios.
Necesitamos comprender que la vida tiene otro significado. A parte de que, a consta de no ser (qué se yo): ¿distintos?. Les regalemos a los niños todo lo que pidan con la esperanza de que se porten bien a lo largo del año. Ametrallándoles la cabeza a todas horas con juguetes en la televisión. No es buen camino.Y además tampoco beneficioso para nuestro bolsillo. ¡Parece que está obligado regalar! Cuán materialistas podemos llegar a convertirnos por querer tal cosa de cierto color, tal marca. Sufriendo desesperadamente porque ni entre la variedad encontramos lo que nos gusta. Lo que nos llena.
Está toda nuestra vida condicionada, sin que nos dejen tiempo para pensar.
Otro mundo es posible y comienza por comprender. Abrir la mente y reflexionar. Buscar respuestas a nuestras preguntas existenciales:
quiénes somos, adónde vamos y de dónde venimos.
Preguntas que todos nos hacemos y que a medida que respondamos más nos van a aclarar. Tenemos que parar esto a tiempo porque las generaciones posteriores vienen sobrecargados, perdidos…
Y es nuestra labor, transmitirnos entre nosotros cultura, valores, y pequeñas cosas en la vida que podrán hacerla eterna. Y hacernos sentir como humanos todo nuestro valor.
Este es el siglo XXI, un llamamiento a la humanidad. Dejemos de ser superficiales.